Viure comparant-se

Ens mirem el melic contínuament a l’hora que ens volem vendre com l’avançada d’Espanya, la locomotora econòmica, el súmmum de l’emprenedoria, el “colmo” de la innovació. Però tot això no ho podem posar a l’agenda sense comparar-nos. No amb nosaltres. Sinó amb ells. Ells com si fos un contrari, un rival, un enemic. Una mena de serp verinosa que ens impedeix d’expressar-nos. Som la pera. Però no podem ser llimonera perquè ens posen obstacles a tot arreu. Algun estudi diu que els catalans estem perplexos. La perplexitat és la meva esperança. Perplexitat i crisi econòmica seran els elements, conjuntament amb l’autogovern, les palanques del canvi d’actitud i de pensament que han de permetre, per fi, que ens mirem a nosaltres mateixos, els objectius que volem aconseguir i els reptes de futur que afrontem, comparant-nos amb nosaltres mateixos. Les comparacions són odioses, sí. Insuportables si el què tenim davant és un mirall en el qual mirar-nos. De moment; el nou model de finançament ens resta excuses per no voler mirar-nos al mirall. I ara, doncs, què fem? Jo ho tinc clar; mirar-me a mi, i aprendre dels altres. Estiguin al sud, al nord, i sí. De l’oest també se n’aprèn. I molt.

diumenge, 16 de maig del 2010

"Magistrados sin prórroga" a La Vanguardia

Informe publicat al diari La Vanguardia el 2 de maig de 2010

Magistrados sin prórroga

La situación del Tribunal Constitucional, con cuatro jueces con el mandato expirado, es insólita en Europa y EE. UU.

En instituciones homólogas al TC se garantiza que ni un solo juez siga en su silla si ha vencido su mandato

Cuatro magistrados con el mandato expirado desde hace más de dos años y una plaza vacante por el fallecimiento de otro de los doce miembros del Tribunal Constitucional. Una situación insólita en el mundo, la del Alto Tribunal español, que funciona en una situación de absoluta precariedad mientras prosigue las deliberaciones para dictar sentencia sobre el Estatut de Catalunya. En las instituciones homólogas de Europa y Estados Unidos, se garantiza que los jueces que se encuentran fuera de mandato no permanezcan en su silla, para que no se pervierta el funcionamiento de la institución: cargos vitalicios en Estados Unidos o Gran Bretaña, previsión de relevos en el plazo de un mes en Francia o sillas vacías al acabar el cargo en Italia si no existe pacto para la sustitución del magistrado. Y todas estas opciones, al margen de las vías de designación de los jueces. En el caso del Constitucional español, la elección de los doce magistrados depende, en la práctica, de un pacto de Estado entre los dos grandes partidos, PSOE y PP.

ESTADOS UNIDOS

Nueve puestos vitalicios

En Estados Unidos se debate estos días qué criterio debe seguir el presidente Obama para sustituir al juez Stevens, que se jubila a los 90 años, tras 35 en el cargo. En Europa se elogia la independencia del sistema judicial estadounidense, pero la composición del Tribunal Supremo corresponde al presidente del país, y el Senado debe dar su aprobación. Y de lo que se habla es de la impronta que Obama dejará en el máximo órgano judicial.

El pasado año nombró a la magistrada Sonia Sotomayor, la primera hispana en la institución, cuya elección fue muy criticada por los republicanos; sustituía al juez Souter, propuesto por Bush padre en 1990. La baja de Stevens - lo nombró el republicano Ford en 1975-brinda a Obama la rara oportunidad de elegir a dos miembros del Supremo, que tiene un juez presidente y ocho jueces asociados. Su elección por el presidente denota una posición ideológica, pero la actitud de los jueces va mucho más allá de sus ideas. Sus cargos son vitalicios - lo dejan por defunción o porque se retiran-para fomentar su independencia. Y de Souter renegaron en más de una ocasión los republicanos.

FRANCIA

Un mes para los relevos

En Francia, el Conseil Constitutionnel es el órgano judicial competente para dictaminar si un texto legislativo se ajusta a la Constitución. Lo componen nueve miembros y se renueva por tercios cada tres años. Los miembros los nombran los presidentes de la República, de la Asamblea Nacional y del Senado. Al presidente lo nombra el presidente de la República. El mandato de los consejeros es de nueve años no renovable. Cuando un consejero acaba mandato es sustituido de forma automática en un plazo que no supera el mes para no prorrogar el mandato previsto ni crear una situación de vacío. Las deliberaciones se someten a una regla de quórum de siete jueces. En caso de empate, prevalece el voto del presidente. No hay opinión disidente posible. El control sobre el Consejo se ejerce por vía de acción después del voto del Parlamento pero antes de la promulgación de la ley. La competencia facultativa puede ejercerse por iniciativa de una autoridad política, el Senado, 60 diputados o 60 senadores. Resuelve sobre la regularidad de la elección del presidente de la República y es juez de las incompatibilidades de los parlamentarios.

ALEMANIA
 
Dieciséis jueces para doce años

Dieciséis magistrados, repartidos en dos salas de competencias separadas y autónomas, componen el Tribunal Constitucional alemán. Las dos salas juntas son el pleno del tribunal. Los miembros del Tribunal Constitucional los eligen a medias las dos cámaras legislativas, el Parlamento (Bundestag) y la cámara federal (Bundesrat), por procedimientos distintos. El Bundesrat los elige por sufragio directo. El Bundestag elige una comisión de doce miembros, que debe reflejar la correlación de fuerzas de la cámara, y es esa comisión la que elige a los magistrados. Tanto en el Bundesrat como en el Bundestag, los magistrados deben obtener una mayoría de dos tercios. Seis - tres por sala-de los dieciséis son elegidos entre los magistrados de los cinco tribunales federales superiores. Los magistrados son elegidos por doce años, sin reelección. El mandato concluye, en cualquier caso, cuando el juez alcanza la edad de jubilación, a los 68 años, y el interesado puede solicitar ser relevado. Los jueces del Constitucional no pueden ser destituidos, salvo que lo decida el pleno. Para esa circunstancia existe una ley muy estricta que nunca ha sido aplicada.
 
GRAN BRETAÑA

Comisión judicial apolítica

Al no haber una Constitución escrita, no hay propiamente un Tribunal Constitucional. Lo que hay es un Tribunal Supremo que tiene competencia sobre las cuestiones de devolución de competencias autonómicas a Escocia, al Ulster y al País de Gales (el equivalente de lo que sería la cuestión del Estatut de Catalunya). El tribunal se creó en el 2005 y entró en funcionamiento hace tan sólo unos meses, el pasado 1 de octubre. Hasta entonces la máxima instancia judicial eran los llamados lores del derecho, miembros de la Cámara de los Lores que también ejercían de jueces. El TS está compuesto por doce miembros. Sus mandatos son indefinidos, pero pueden ser revocados por decisión del Parlamento. Han de jubilarse a los 70 años si fueron nombrados a partir del 95, o a los 75 si fueron nombrados antes. Cuando se produce una vacante, una comisión judicial independiente recomienda al primer ministro un nombre, y este se lo propone a la reina. Ni la designación ni el funcionamiento del tribunal están politizados en absoluto. Los jueces son más progresistas o más conservadores, pero no alineados con partidos.
 
ITALIA

Silla vacía si no hay sustituto

El Tribunal Constitucional italiano está compuesto por 15 jueces designados para un mandato no prorrogable de nueve años. Un tercio lo escoge el Parlamento, en sesión conjunta de las dos cámaras. Otros cinco los nombra el presidente de la República. Los cinco restantes son elegidos por las tres "magistraturas supremas" (el Tribunal de Casación, el Consejo de Estado y el Tribunal de Cuentas). Con frecuencia, la discusión política en el Parlamento para cubrir una vacante se prolonga. En el 2007, tardaron un año y medio en reemplazar a Romano Vaccarella, que había dimitido. Pero, al contrario de lo que ocurre en España, el asiento del dimisionario o cesante queda vacío mientras no hay sustituto. El Tribunal puede operar hasta con sólo 11 de sus 15 miembros. El Constitucional italiano no está a salvo del rifirrafe político. A veces es víctima de duras acusaciones, como sucedió en otoño pasado cuando anuló la legislación sobre inmunidad que Silvio Berlusconi había hecho aprobar a su medida. El primer ministro, habituado a descalificar a la magistratura, arremetió contra el Constitucional por demasiado izquierdista.
 
BÉLGICA

Renovar sólo por jubilación

El Tribunal Constitucional de Bélgica está formado por doce jueces - seis francófonos y seis flamencos-cuyo cargo es, a la práctica, vitalicio. Los miembros no se renuevan hasta su jubilación, en la mayoría de los casos a los 70 años. Esta situación propicia que los jueces mantengan el cargo durante décadas. Uno de los dos presidentes actuales, Michel Melchior, hace 26 años que es miembro del tribunal. El más joven lleva apenas dos semanas. En Bélgica los magistrados del Alto Tribunal tampoco se escapan de una cierta politización. Cuando uno de los doce miembros se jubila, los grupos políticos pactan el nombre de dos candidatos para sustituir al juez que deja la silla vacía. La lista debe contar con el apoyo de por lo menos dos tercios del Parlamento, algo que requiere un gran esfuerzo para alcanzar el consenso dada la diversidad de formaciones políticas que hay en Bélgica - lejos de la bipolarización española-y los equilibrios lingüísticos y regionales que caracterizan al tribunal. El encargado de escoger entre los dos candidatos es el rey, aunque se trata de una elección simbólica ya que siempre nombra al primer candidato.

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